
Con el nombre de economía sumergida, también conocida como “informal”, se denomina a toda aquélla que escapa a las mediciones y regulaciones establecidas por Hacienda, al tratarse de una actividad realizada sin constancia de facturación. Pueden tratarse de actividades ilegales (venta de drogas), fuera de la legalidad o perfectamente legales (por ejemplo, el trabajo doméstico, la venta itinerante, etc.).
Tradicionalmente se consideraba una realidad propia de los países del Tercer Mundo o en vías de desarrollo, pero en los últimos años, sobre todo a causa de la crisis generalizada, su presencia se ha incrementado en todo el mundo. En España, los cálculos tributarios de este año consideran que recaba, aproximadamente, el 22% del producto interior bruto.
Los economistas y analistas financieros consideran que el auge de este tipo de economía tiene causas muy diversas, que se ajustan a la realidad de cada país. No es posible determinar un motivo común para todos.
- Los problemas derivados de la economía sumergida (efectos negativos):
1-La reducción de ingresos públicos que supone y repercute en un menor nivel de los servicios que el Estado puede cubrir.
2- La economía sumergida genera un empleo muy precario, en el que los trabajadores no se benefician de los derechos derivados de un contrato de trabajo .
3- Cuando se trata, además, de activos ocupados que ejercen pluriempleo, están impidiendo el trabajo a otras personas que lo buscan.
4-Los bienes y servicios que se ofrecen eluden los controles legales de calidad y de respeto al medio ambiente, con los consiguientes riesgos para la seguridad y salud colectiva.

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